Actualmente se investigan las causas del repentino colapso estructural de viviendas en el barrio Cordoncillo 2, en Bucaramanga. Familias que vivieron allí por más de tres décadas tuvieron que dejarlo todo atrás para salvar sus vidas.
Foto tomada de: vanguardia.com
Muchas personas tuvieron que dejar atrás sus comodidades, muebles y enseres para poner a salvo sus vidas y proteger su integridad. Las autoridades ordenaron el desalojo de todas las casas afectadas y que en estos momentos están en riesgo inminente de caerse.
Las viviendas quedaron tan debilitadas, de acuerdo con el concepto de los expertos, que los afectados ni siquiera alcanzaron a sacar electrodomésticos o muebles. Varias personas permanecen, como especie de vigilantes, en los frentes de las casas para evitar que los ‘amigos de lo ajeno’ ingresen a robar lo que les quedó.
“El viernes pasado me desperté y me di cuenta que había una dilatación en los muros, en el patio; ahí todavía tenemos la lavadora. En la noche mi hermana se dio cuenta de otras grietas que aparecieron en su cuarto. El sábado la casa ya comenzó a temblar y ladearse. Los muros se partieron y las columnas se separaron de las paredes”, manifestó Fernando Castillo, uno de los 45 ciudadanos que resultaron damnificados en el barrio Cordoncillo 2 de Bucaramanga, en donde repentinamente colapsaron de forma parcial seis viviendas el pasado fin de semana.
Las autoridades visitaron la vivienda en donde aparecieron las primeras grietas. Es, quizá, la estructura más afectada en el vecindario. La mitad de esta vivienda literalmente se hundió. En plena sala se formó una especie de grada, con más de tres centímetros, a raíz de tal hundimiento. Los marcos de las puertas se rompieron y desencajaron. Medimos fisuras con más de cuatro metros de longitud, que atravesaron la pared de lado a lado.
Finalmente, las pérdidas son incalculables con un total de 45 casas totalmente destruidas de habitantes que no se explican lo sucedido y quienes hoy en día viven con la zozobra de que las casas se desplomen con todos sus enseres.
Periodista: Victoria Barbas